sábado, 7 de enero de 2012

La píldora de la vida


Desconozco, siempre, por dónde empezar.
Tuve ganas; ahora no.
Me oculto, es buena decisión;
Pero prendo la luz.
Es verde y acompaña bien.
Pienso y detengo la fluidez del estallido.

Mi cuarto, mi mente, mi barrio, mi Córdoba,
Mis mentiras, mis vómitos, mi refugio…

En la creación germina exitosa la felicidad:
Esto es para mí y solo para mí,
Esto no es el enunciado de ninguna Ley.
He prendido la luz, ¿recuerdan?
Resulta que la felicidad sienta bien.

Mi cuartel, mi moral, mi culpa, mi estructura,
Mi sed, mi tentación, mis picaduras, mis negaciones…

A partir de la felicidad es factible la creación de la melancolía,
El dolor, la violencia y cuanto yo quiera.
Es genial crear a partir de la tristeza,
Pues el resultado promete excelencia;
Tal es que, históricamente, todos los virtuosos
Utilizaronla para ser los mejores.

Mi liberación, mis lágrimas, mis vergüenzas,
Mis vicios, mi error, mi crecimiento, mis errores…

Felizmente encuéntrome, diametralmente posicionado,
Frente a Poe,
Y cuando pinte lo estaré de Picasso,
Y cuando organice y lidere lo estaré de Néstor,
Y cuando viva lo estaré de Vos,
Aquí, seguramente, picado por los mismos mosquitos.

Mi ciudad, mis bares, mis noches, mis recuerdos,
Mis sudores, mis olores, mis otras vergüenzas…

Y entre todos los ruidos cotidianos y familiares
Se distinguen las inoportunas irrupciones de mi vecino,
A quién detesto; sé lo que trama.
Es previsible, es grotesco.
Si no tengo la oportunidad de dañarlo,
Espero ser testigo presencial de algún sufrimiento suyo.

Mi intolerancia, mi cobardía, mi herencia,
Mi enojo, mi moral, mi caparazón, mi paranoia…

He apagado la verde luz para ocultarme
Y la he vuelto a prender.
Sigo detestando al Pelotudo de mi vecino
Y a plena luz de Luna releo una carta de amor.
Todo el universo continúa siendo un gran misterio,
Continúa siendo una real fantasía.
Cobardemente me hago Felicidad,
Valientemente declárome antagónico a la vida,
Hago apología de la muerte y,
Estúpidamente, deseo resucitar a cada instante.
¡Me cago en mi vecino!
Peligrosamente me elevo y te contesto Alejandro:
-La píldora de la vida es la Creación.

Mis cursilerías, mi morbo, mis engaños, mis victorias,
Mis derrotas y mis historias aún no contadas.