martes, 12 de julio de 2011

Gil trabajador.


El carnicero salió del negocio para ahuyentar a unos niños, cuatro o cinco eran, quienes patoteaban a su sobrino, en la calle, frente a su negocio. Lo patoteaban y no les importunaba el concepto de desubicación. Eran las ocho de la noche. Oscuro ya. Frio ya. Luces con sombras y le pisaban el coco a su sobrino.
                Los echó del lugar y, quienes golpeaban a su sobrino, se fueron, mientras vociferaban maldiciones incorrectas, a por el resguardo de las alas de sus padres. Ellos sabrían que hacer.
                El carnicero se reincorporó a sus obligaciones y, con especial excitación y temblor en las manos, tomó enérgicamente la cuchilla y continuó atendiendo a sus clientes.
                -Guacho! Trátame a mí con la suela de tu zapato y ensucia mi cara con barro al igual que, osado, has hecho con mi hijo. Muéstrame como te sale conmigo, guachín!! – escuchó decir, a un sujeto, desde las sombras de la vereda.
                Hacia allá acudió respondiendo intolerablemente a la participación del desconocido quien cobardemente acechaba desde el anonimato y el atrincheramiento. Cara oscura contra cara al sol discutieron.
                De entre los gritos y las sombras se despachó la primera piña y el carnicero tambaleó. Intentó refugiarse en la claridad de los faroles del alumbrado público. Hasta allí lo persiguieron los golpes que, continuos e incansables, le impedían restablecerse.
                Cuando se cobijó bajo la luz de los faroles se dejó sucumbir al impecable ataque de las hienas que acompañaban al padre aburrido de uno de aquellos malévolos –pisa coco-. Eran los amigos y hermanos del padre; estos últimos, por ser menores, sus discípulos.
                Recibió golpes con increíble valor hasta cuando hubo estado tendido en el piso sin ofrecer resistencia al ataque de –Los aburridos-.
                Paso seguido, estas hienas nihilistas, quienes niegan de modo absoluto la responsabilidad civil atribuida a cualquier individuo y se consideran rebeldes soldados que luchan a favor de una revolución indefinida y resentida, se alejaron del lugar mostrando total disimulo y decoro, ocultando así lo atroz de lo acontecido.
                El vencido –Gil trabajador- permaneció convulsivo y superado. Besó el asfalto con sus labios pintados de rojo furia. Abiertos los ojos y desconoció, como un recién alumbrado, las siluetas de la realidad.
                Parpadeó y salpicó sangre desde muchas heridas. Su atuendo arruinado y teñido de impotencia. Su mirada aterrada y su cuchilla muy lejos de él. Algunos vecinos acudieron a por su socorro; otros volvieron a la protección de sus hogares. 

II. El plan (Los aburridos).

                Si bien en la actualidad se piensa que el crimen organizado no corresponde a un  atributo propio de la delincuencia local, es un hecho corroborado y fundamentado por resultados  empíricos, que los actos delictivos son respaldados por rudimentarios y casi improvisados métodos de acción.
                Los integrantes de La_pandilla siguieron ciertas pautas antes de emprender  su viaje de violencia, las cuales fueron:

o   Uno hace tecla y es la carnada.
o   Todos los demás integrantes de Los aburridos, escondidos en las sombras, entre los autos y debajo de los árboles, aguardarán la orden de ataque.
o   Golpearlo. Pisarle el coco.
o   Rápido y contundente. No zarparse!!!
o   Pasa, pasa; cada uno a su casa.
o   No se realizaran las reuniones diarias de Los aburridos por un par de días (Par₌ tres o cuatro).
o   Ya se donó. La bronca es por una cuestión de naturaleza lejana a lo que implica el buen funcionamiento de su negocio.

III.

                De la sangre, los gritos, el fuego, el terror, las heridas, las miradas, el frio y la mierda se alejan –Los aburridos- caminando por las veredas. Sin correr. Casi con naturalidad y despreocupación.
                Paso firme y paso oscuro, cada aburrido jalando lo suyo. Pasos sin luz. Uno de ellos, El aburrido-M, camina hasta su casa; solo debe hacerlo a través de cuatrocientos metros.
                Camina. Dobla. Dobla. Dobla un poquito y llega. El viaje pareció interminable y su cuerpo conmoviose al imaginarse perseguido. En ningún momento miró hacia atrás. Abre la puerta, entra y la cierra desesperado. Da vueltas a la llave.
                Mientras recupera la tranquilidad se dirige a su habitación con las manos cubiertas de sangre. Fue él quien propinó al carnicero los primeros tres golpes de puño; directos al mentón, la nariz y el mentón. Fue él quien le robó la sangre. La necesitaba.
                Corre la cortina de humo y entra a su habitación. Allí la luz es tenue y el ambiente viciado. En las penumbras esperan pacientes seres siniestros y mágicos a por él. El frio brillo rojizo de sus ojos denuncian la sucia ilusión de sus almas. Son seres vacios y sus manos, inmaculadas, empiezan a impacientarse.
                El aburrido-M se arrodilla sobre la mugre del piso y extiende sus brazos. Desde sus manos deja escurrir la sangre, todavía con olor a miedo, sobre una palangana de aluminio. El viscoso líquido brota interminablemente y se vuelca sobre el recipiente.
                De súbito, cientos de candelabros se encienden, alumbrando de amarillo las paredes y columnas del templo. Los vidrios de las ventanas estallan y miles de duendes de brea reciben la bendición de la sangre, a medida que la palangana se llena, ensuciando sus manos. Todos y cada uno de ellos comienzan a bailar, frenéticos, para consagrar el líquido robado.
                Por la gracia otorgada por el escandaloso conjuro, la sangre es transformada en Sagrado Filo mientras El baile de la Luz Amarilla se encuentra en su esplendor. Los duendes de brea bailan, se frotan y comienzan a derretirse ensuciando tóxicamente el aire.
                El aburrido-M toma la filosa daga extraiéndola del interior de la palangana. Totalmente decidido realiza profundos y certeros cortes en sus piernas. Un tercero en el brazo; no en la muñeca sino en el bíceps. Profunda lamida de la sangre robada sobre su cuerpo. Mil heridas estallan en minúsculos filos que acuden urgentes a su cuello. Así, se genera una nueva Daga Mestiza que fría y cruelmente se clava, corta y sale destruyendo su garganta. Una hermosa lluvia de sangre cae sobre los últimos duendes en pie.
                Atormentado recibe la Luz en su rostro y enérgico se entrega a ella. Se llena de ella y baila obteniendo la gloria de Los fuegos del Infierno desde sus heridas.
                Cuando el Sol da muerte a la noche en qué demonios brindaron con la sangre del carnicero y Antonio Vicio besó en la boca a J.U.Anna Violencia, la madre de aburrido-M se encuentra sentada en el cordón de la vereda, frente a los restos incinerados de su casa, y maldice a su hijo por lo bajo.
 Es evidente que aburrido-M es a sensible,
como drogas duras es a tipos blandos
como cárcel es a inocente
como vinagre es a lombrices californianas
y como músico es a La muerte (según Saramago). 

1 comentario:

  1. Che, al final nunca había leído la versión final de este relato!
    Me gustó un montón!
    Un placer compartir 'ese' espacio con vos, Diogo!

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